“Y yo, ¿adónde me ubico?”


Desde siempre, la soledad es el fantasma que acecha a la tercera edad. Si se considera que las mujeres viven alrededor de diez años más que los hombres, ellas son las que más sufren esta etapa.

En épocas anteriores, esta situación se experimentaba, aunque aún hoy todavía ocurre, cuando alguien llegaba a jubilarse. Es decir, al desembarcar en este nuevo período de su vida necesitaba ocupar el tiempo, que quedaba libre todo el día.

Para paliar ese aislamiento, fueron apareciendo espacios, donde estas personas lograban sortear el aislamiento, que empezaban a percibir. En un principio, concurrían para aclarar dudas referidas a sus jubilaciones y otros temas, pero después ese acercamiento fue mucho más que la solución de trámites administrativos.

Así es como apareció el primer Centro de Jubilados y Pensionados de Santa Rosa. Uno de sus propósitos iniciales fue conseguir un sitio donde reunirse y de a poco lo fueron encontrando.

Un punto de encuentro

La asamblea fundacional se realizó en el Club Español, cuenta José Giacomasi, su actual presidente."Concurrió, además, gente de Winifreda y Catriló", recuerda. La casa donde funciona actualmente su sede es propiedad del mismo centro. Allí, se dictan clases de yoga, tango y gimnasia. También funciona una Agencia del PAMI dos veces por semana, apunta Yolanda Chaparro, tesorera de la actual comisión.

La institución tiene casi treinta años de antigüedad y, según sus miembros, siempre fue muy bien recibida por la sociedad santarroseña. Habitualmente, se organizan chocolateadas para celebrar las fiestas patrias, como el 25 de Mayo o 9 de Julio de cada año. Una vez por mes, se realiza una cena y un baile, que suelen ser muy concurridos.

En sus instalaciones de Villegas 746, funciona el coro “Ayuntún”, que conduce el maestro Mario Figueroa. También, se brinda a los asociados la posibilidad de viajar a distintos puntos del país, generalmente con tarifas promocionales.

Esta es la historia del primer centro. Paulatinamente, se fueron formando otros, diseminados por casi toda la ciudad y con un nutrido y heterogéneo grupo de integrantes. Estos espacios vinieron a rescatar a esa franja etárea de su ostracismo, a muchos de los que se preguntaban: "Y yo, ¿adónde me ubico?" y no encontraban un lugar.

Griselda Divan


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