Hay un motoquero entre nosotros


Uno de los periodistas del taller, Marcelino Valiente, recorrió varios kilóemtros hasta llegar al motoencuentro, realizado el mes pasado en la ciudad de Diamante, en Entre Ríos. En esta nota, el relato de jornadas intensas de solidaridad y esparcimiento.

El jueves 10 de septiembre, por la noche, llegamos al motoencuentro más grande de Sudamérica, el que se realiza cada año en la localidad de Diamante, en la provincia de Entre Ríos. Luego de inscribirnos, alrededor de las 22, fuimos a cenar y a dormir. Al otro día, nos esperaba gran actividad y la reunión después de mucho tiempo con amigos y compañeros, que hemos cosechado en viajes, gracias a esta pasión.

Así comenzó el viernes, caminando por el complejo Valle de la Esmeralda. Todo era alegría de los participantes que, por fin, se reencontraban con sus pares. Se abrazaban, bailaban y ponían sus motores en marcha, con fuertes ruidos, en señal de algarabía.

Hay que ver semejante multitud: acoge a todas las clases sociales. Se observan motos muy sencillas y otras muy lujosas. Pero sus dueños se sienten todos parte de la gran familia de motoqueros. Comparten lo mucho y poco que tienen. Se sacan fotos, se hacen bromas y todo está bien.

“Cuestión de estado”

Los organizadores, por su parte, tienen toda una agenda planificada, con juegos, entretenimientos, espectáculos musicales, competencias entre agrupaciones, premios especiales y muchas otras propuestas para cada una de las tres jornadas. Todo el pueblo acompaña.

Mención aparte merece el despliegue de negocios de comida, accesorios y repuestos y concesionarios de motos. Es parte del folclore de esta fiesta.

La actividad cuenta también con una carpa, destinada a la prensa. Allí, estaba Javier Robledo, director de Turismo de la Municipalidad de Diamante, quien recordó los inicios de esta movida.

Fue en 1996, cuando propuso arrancar con esta iniciativa. Hasta la tercera edición, la comunidad no tomó parte activa del cronograma. Es que al principio, cerraban casas y comercios y los chicos tenían prohibido asistir. Con el tiempo, la reticencia cedió a una amplia participación de los pobladores, cuando vieron que los “motoqueros” eran gente amable y respetuosa, tanto con los integrantes del encuentro, como con los habitantes del lugar.

Robledo fue quien trató de convencer al intendente en aquella época de la importancia de este festival, hasta que fue declarado de interés municipal. Hoy es “cuestión de estado”, como relata. Con mucho orgullo, el responsable de Turismo explica que es la invitación de estas características que más convoca en Sudamérica, con catorce mil motos y 40 mil personas que concurren a Diamante para esta época.



Santa Rosa, presente

Una de las agrupaciones motoqueras, que participó del encuentro, se llama “Escombro” y es de nuestra ciudad. Luis Fuente es su líder y un hombre, que dan ganas de conocer apenas se lo ve entre toda esa gente que va y viene.

Trabaja en fibra de vidrio, hace reparaciones y construcciones con ese material. ¿Tiene familia? Sí, un hijo adulto y vive con sus padres. Es soltero y su hobby es la moto para viajar a estas megareuniones. Fue chofer de colectivo turístico y, cuando se quedó sin empleo, se compró sus primeras rugientes dos ruedas.

Corría el año 1996 y Luis emprendió su viaje de bautismo con unos amigos. Durmieron en carpa y la poca experiencia en campamentos hizo que la aventura no fuera tan buena, pero salir en moto justificó todas las incomodidades. “Desde ese momento, me sentí identificado con lo que estaba viviendo”.

Apenas regresaron a Santa Rosa, pusieron manos a la obra para fundar su agrupación, con un sentido “solidario y de servicio a quien lo necesitara”. Este propósito los llevó a realizar diversas tareas para ayudar, como la búsqueda de una nena que se había perdido en Anguil. En otra oportunidad, reunieron mercadería y ropa para la escuela de Cachirulo y el hospital Lucio Molas. También compraron un televisor para este centro de salud.

Otra de los objetivos que se propone “Escombro” es “autoprotegerse” en viajes, que emprenden en conjunto. Hay uno que es fundamental: visitar las distintas provincias argentinas para encontrarse con los amigos, que les ha dado la vida motoquera.

Marcelino Valiente

1 comentario:

  1. unos capos..... que bueno que se preocupen por los que necesitan.... unos genios...

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