El desafío de la integración

La demanda por nuevos espacios de pertenencia y formación crece y PAMI es uno de los organismos, que ha instrumentado diversas estrategias para responder a la necesidad de un amplio sector de la sociedad. Su Programa Nacional de Promoción y Prevención Sociocomunitaria es una de ellas y tiene como objeto lograr la participación e integración de los adultos mayores en su medio.

Como explica Lucía Pavoni, asistente social de la División Prestaciones Sociales del organismo en nuestra provincia, son tres los ejes de este proyecto: envejecimiento activo y saludable, educación para la salud y derechos y ciudadanía. Estos lineamientos se articulan, en gran medida, a través de cuarenta talleres, que dicta PAMI en distintas localidades pampeanas. Las clases se dictan de abril a diciembre y abarcan actividades como natación, tango, movimiento, coro, expresión corporal, ejercicios para la memoria, teatro, nutrición y cocina y nuevas tecnologías. Las colonias de verano constituyen otra de las propuestas para los adultos mayores, con juegos, paseos y encuentros.

Si bien existe un amplio porcentaje de adultos mayores comprometidos con las prácticas que garantizan su “autonomía funcional”, el gran desafío del programa es “convencerlos de la importancia de unirse a grupos, para evitar el aislamiento, una problemática tan frecuente a esa edad”, apunta Pavoni. El hecho de sufrir alguna enfermedad no impide, en gran parte de los casos, llevar adelante una vida independiente, satisfactoria y socialmente activa, añade.

La prevención como política

“Frente a factores negativos como la soledad, la exclusión o la inestabilidad, es importante que la prevención se desarrolle a través de actividades colectivas, organizadas y compartidas, con una inserción gradual de la persona”, explica la trabajadora social. Anticiparse al aislamiento, como a tantas otras problemáticas de esta etapa de la vida, es la “gran política social” que debe implementarse en estos casos, como defensa a los derechos del adulto mayor, reconocidos en la Argentina desde 1945 y basados en los conceptos de dignidad, independencia, autorrealización y participación, sostiene Pavoni.

Onelia Cabiati