Se realizó en el predio del Club de Planeadores de esta ciudad. Fue un festival aéreo excelente. La última actividad, de estas características, había sido hacía 35 años.
El cielo de Santa Rosa fue surcado por diferentes tipos de aviones, que presentaron vuelos de bautismo, acrobacias y demostraciones con fumigadores. También, estuvieron los ultralivianos, los planeadores y varias perlitas de aeromodelismo.
Un globo aerostático intentó elevarse pero, el viento reinante, no lo permitió.
El festival se desarrolló entre el domingo 11 y el lunes 12 de octubre. Durante ambas jornadas, concurrió un numeroso público, que se vio muy complacido a pesar del viento y la tierra.
Dos de los pilotos que participaron demostraron una enorme habilidad con sus aviones acrobáticos e hicieron, en el cielo, increíbles e impecables “lupines” invertidos y tradicionales, dibujos, el “filo de cuchilla” y la caída de cola. No faltaron espirales y cruces. Todo a una vertiginosa velocidad.
Jorge Malatini, al frente del avión rojo, es uno de los responsables de las caras de asombro que miraban al cielo ayer. Una gran pasión lo empuja hacia estas piruetas. Lleva en esta aventura aérea 29 años, como relató. “Cuento con un avión siempre dispuesto, preparado por mi sponsor, Firestone”, explicó el piloto, que espera volver a nuestra ciudad o, mejor dicho, a nuestro cielo muy pronto.
Fernando Rampezzotti, su colega del avión negro, relató que eligió las nubes porque su pasión es volar. “Se trata de una libertad absoluta, que va hacia donde me lleva el pensamiento”.
A la calidad del espectáculo, se sumó la edición de muy buena música, como así también la espontaneidad y conocimiento del conductor de esta fiesta, quien describió con solvencia cada una de las maniobras y acrobacias que se veían desde la tierra.
Marta Yurk
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